Clinica IMET

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Opinión: La interacción entre nosotros es lo que nos mantiene vivos

Columna de opinión de la gerente general de Clínica Imet, Nicole Torres, publicada en el diario El Pingüino.

En 1973 los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela propusieron la teoría de autopoiesis, concepto que en palabras simples define a los seres vivos como sistemas cerrados que tienen la capacidad de mantenerse, repararse y reproducirse a sí mismos.

Este concepto fue tan revolucionario y supuso un cambio de paradigma tal que la Enciclopedia Británica la colocó en su lista de las seis grandes definiciones científicas de vida. Lo que hace que esta teoría se estudie a nivel mundial es que desde la biología se dio respuesta a interrogantes en áreas tan diversas como la sociología, la neurociencia, la literatura y la filosofía.

«Los seres vivos somos sistemas autopoiéticos moleculares, o sea, sistemas moleculares que nos producimos a nosotros mismos, y la realización de esa producción de sí mismo como sistemas moleculares constituye el vivir», afirmó el biólogo chileno.

Lo innovador de la autopoiesis es que más que poner la mirada en los organismos del sistema coloca el acento en las relaciones entre ellos y cómo esta interacción de los componentes (seres vivos) influye en su misma reproducción y continuidad.

«Tiene que estar ocurriendo continuamente, porque cuando se detiene, morimos», dijo hace un tiempo el filósofo, explicando que la autopoiesis está presente tanto en el proceso de una célula como en una sociedad de seres humanos.

Tomando el concepto de autopoiesis, debemos entender que para que una sociedad o grupo humano exista y se perpetúe, necesariamente debe construir lazos e interacciones autopoiésicas que la mantengan con vida.

Llevándolo siempre a un ámbito social y humano, en Clínica Imet creemos que nuestro trabajo y nuestra necesidad de vincularnos con la sociedad magallánica va (humildemente) en la misma línea de lo que quiere explicar la autopoiesis: la característica vital que tienen las interacciones y los vínculos en un sistema social y que es mantenerse, repararse y reproducirse a sí mismo.

Por ello es que damos tanta importancia al recurso humano, los espacios de convivencia y de reunión, incluso dentro de la clínica, ya que sabemos que los aparatos tecnológicos de última generación con que disponemos no tienen sentido si no trabajan en función al ser humano, sus vínculos, interacciones y relaciones humanas.

Esta definición de vida, como la presentada por Maturana y Varela hace exactamente 50 años, es la que nos debe guiar para entender qué estamos haciendo acá y cuál es el sentido de nuestro trabajo y vínculo con nuestro hábitat.

Es por ello que en Clínica Imet hemos puesto el foco en la familia magallánica y sus redes de apoyo como, por ejemplo, la serie de convenios que hemos firmado con municipios, instituciones gubernamentales y empresas, sabiendo que juntos somos más y en lugares tan particulares como Magallanes, los lazos e interacciones son los que han permitido perpetuar la vida en el fin del mundo.